Marlaska ordena a la Guardia Civil cortar la calle para evitar la cacerolada ante el casoplón de Iglesias
Pablo Iglesias no sólo dispone de vigilancia permanente por parte de la Guardia Civil durante 24 horas al día en su casoplón de Galapagar. El vicepresidente social -que este martes amenazaba de forma velada con movilizar a sus votantes y simpatizantes para que realicen escraches frente a las viviendas de Isabel Díaz Ayuso, Santiago Abascal o Iván Espinosa de los Monteros- ha contado además con una protección especial frente a las protestas de vecinos contra la gestión del Gobierno en la crisis del coronavirus. Su calle aparecía este martes cortada a la hora en que estaban convocadas las concentraciones, y varios agentes de la Benemérita impedían el acceso.
Sin embargo, los vecinos de Pablo Iglesias no se dan por vencidos. A pesar de que el líder de Podemos haya blindado su casoplón con nueve vehículos de la Guardia Civil, los españoles continúan cacerola en mano frente a su chalet donde reclaman «libertad» al vicepresidente del Gobierno socialcomunista.
Los manifestantes se han quejado de que el líder podemita utilice a la Benemérita como seguridad privada para cortar la calle e impedir que los ciudadanos puedan transitar por la misma. «¡180 euros nos costó a los vecinos cortar una calle para unas obras y éste la corta a su antojo y sin pagar!» exclamaba un vecino que se ha unido a la cacerolada.
Ahora frente a su casoplón, los españoles piden que «les devuelvan sus derechos y libertades» que se han visto desquebrajados bajo el paraguas del Real Decreto de estado de alarma que «parece no tener fin». Por este motivo, algunos manifestantes temen que «España se convierta en Venezuela».
«Somos unos mandados»
Ante las quejas de los vecinos de Galapagar algunos agentes respondieron: «Somos unos mandados». Los manifestantes no se han mostrado enfadados con los agentes de la Guardia Civil, a quienes se han dirigido con muestras de cariño y alabando la labor que realizan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. «Ellos son un mando militar y obedecen órdenes», afirmaba un jubilado que su padre había sido comandante.
Este lunes, el ministro del Interior Fernando Grande-Marlaska ya ordenó un despliegue especial para proteger a los dirigentes podemitas. Hasta cinco coches de la Guardia Civil se desplegaron para custodiar el casoplón.
Los agentes establecieron un perímetro con un cordón a lo largo del chalet, comenzando por la garita que, de forma permanente, tiene la Benemérita frente al domicilio de los líderes de Podemos. Además, los vecinos que habían acudido para manifestarse comprobaron cómo era imposible parar frente al casoplón. Los agentes de la Guardia Civil impedían que éstos se pararan para hacer sonar sus cacerolas delante de la casa.
«Fuera, fuera»
Este martes, además, la calle ha aparecido cortada. Es el cuarto día consecutivo que los ciudadanos se manifiestan en los alrededores del casoplón del vicepresidente.
En las últimas jornadas, varias personas se han movilizado en Galapagar, en la urbanización de La Navata -donde residen Iglesias e Irene Montero- con cacerolas y al grito de «fuera, fuera».
Las protestas comenzaron de forma espontánea el pasado sábado en el barrio de Salamanca y se han extendido por otros distritos madrileños como Hortaleza, Moncloa o Chamartín. Estas protestas que se originaron en la capital de España se han repetido en otras ciudades como Sevilla, Salamanca, Oviedo, Valladolid o Logroño. A partir de las 21:00 horas los españoles salen a la calle para solicitar la dimisión de Pedro Sánchez.